LA HISTORIA DEL LAZO ROSA
Todo comenzó en 1991, cuando la norteamericana Charlotte Haley, una superviviente del cáncer de mama, se decidió a repartir unos lazos distintivos que pudieran ayudar a concienciar sobre esta terrible enfermedad. El color que eligió fue el melocotón, ella misma los confeccionaba en su casa y los repartía en supermercados y locales de su barrio, pero también se los enviaba a distintas mujeres de renombre.
Haley acompañaba cada puñado de cinco lazos de una nota que advertía: “El presupuesto anual del Instituto Nacional de Cáncer es de 1.8 billones de dólares, de los cuales sólo el 5% se destinan a la prevención del cáncer. Ayúdanos a despertar a nuestros legisladores y a EEUU utilizando este lazo”.
Esta pequeña campaña tuvo mucho calado, por lo que la editora de la revista Self, Alexandra Penney, y la vicepresidenta de la compañía cosmética Estée Lauder, Evelyn Lauder, se percataron del potencial que podrían tener estos lazos.
Las dos le propusieron a Haley que su lazo formara parte de la publicación de la revista Self que iban a destinar a la concienciación del cáncer de mama, pero Haley rechazó la oferta porque consideraba que era una propuesta “demasiado corporativa y comercial”.
Debido a este rechazo, el asesor legal de Penney y Lauder les aconsejó que eligieran otro color, porque así no sería necesario tener la autorización de Hayley. Finalmente se decidieron por utilizar un lazo de color rosa, para poner énfasis en la importancia de la autoexploración para prevenir el cáncer de mama y así fue como nació el símbolo.
Así fue que en la edición de octubre de 1992 hizo su primera presencia en un gran medio el hoy icónico lazo rosado. Ese mismo año fue catalogado por The New York Times como “el año de los lazos”.
Al año siguiente, Penney y Lauder le entregaron a la entonces Primera Dama Hillary Clinton cerca de 250.000 peticiones por un mayor financiamiento destinado a esta enfermedad. Los lazos fueron repartidos por primera vez en la “Carrera por la cura”, por la Susan G. Komen Breast Cancer Foundation en Nueva York. La marca Avon también comenzó a distribuirlos, recaudando alrededor de 10 millones de dólares para la causa en los primeros dos años.
En adelante, el lazo rosado y el color rosa en general se convertirían en un ícono mundial de esta causa, asumido de forma conjunta por las campañas que realizan todos los 19 de octubre las fundaciones, asociaciones, entidades y organismos que trabajan para generar mayor conciencia acerca del cáncer de mama.
Fuente: B+E Business School